En los meses de verano, las altas temperaturas provocan que nuestro cuerpo sude más, por lo que nuestras necesidades de hidratación aumentan, más aún si nos  exponemos al sol, realizas algún tipo de ejercicio o actividad física.

Para saber si estás bien hidratado debes observar algunas pistas que tu propio organismo te da: si tu piel está tersa y suave, sin zonas resecas; si no sientes accesos de sed descontrolados y si al beber consigues saciarla, tienes una buena hidratación.

Es importante recordar que nuestro organimos no almacena agua, por lo que es necesaria ingerir la suficente cantidad de líquidos que los ayden a recuperarse de lo que pierde diariamente por las diversas funciones que realiza, como respirar, sudar, evacuar, etc.

Necesitamos alrededor de tres litros de agua diarios, cuya proporción se reparte entre la ingesta de agua y los alimentos que tomas. Alrededor de un litro y medio te lo proporcionan entre 6 y 8 vasos de líquidos, que pueden ser agua, zumos, refrescos y batidos, por ejemplo. También consigues hidratarte gracias a los alimentos que comes; te aportan otro litro y medio de agua. Recuerda que las frutas y las verduras tienen un alto contenido de agua –cerca del 85% de su peso es agua.

Algunos efectos de la buena hidración:

1.- Regula la temperatura corporal
2.- Hidrata la piel
3.- Facilitala digestión
4.- Ayudas a diluir líquidos corporales.
5.- Consigues una mayor capacidad de concentración.
6.- Facilitas el transporte de nutrientes en tu organismo.
7.- Consigues que tus riñones funcionen mejor. 
8.- Aumentas tu esperanza de vida.

Por último, al momento de elegir la manera de mantenerte hidratado, opta por lo natural, de preferencia agua o jugos naturales (sin azúcar). Deja de lado las bebidas gaseosas o jugos de caja, estos contienen químicos y un alto nivel de azucar que no ayudarán en nada a tu organismo.